domingo, 3 de diciembre de 2017

Bigger than Life


Bazin: El cine es el único arte donde se ve al Hombre Invisible fumar. 



The Invisible Man (1933) de James Whale.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Soledad

Por Joseph Heller

       Mi problema con la soledad es que la compañía de otros nunca ha sido una cura para ella.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Una literatura sin atributos

Por Juan José Saer 

       Un escritor en nuestra sociedad, sea cual fuere su nacionalidad, debe negarse a representar, como escritor, cualquier tipo de intereses ideológicos y dogmas estéticos o políticos, aun cuando eso lo condene a la marginalidad y a la oscuridad. Todo escritor debe fundar su propia estética –los dogmas y las determinaciones previas deben ser excluidas de su visión del mundo. El escritor debe ser, según las palabras de Musil, un “hombre sin atributos”, es decir un hombre que no se llena como un espantapájaros con un puñado de certezas adquiridas o dictadas por la presión social, sino que rechaza a priori toda determinación. (...) En un mundo gobernado por la planificación paranoica, el escritor debe ser el guardián de lo posible.

martes, 3 de octubre de 2017

Continuidad de los parques

Por Julio Cortázar 

       Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. 
       Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

domingo, 3 de septiembre de 2017

Borges y yo

Por Jorge Luis Borges 

       Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y solo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. 
       No sé cuál de los dos escribe esta página.

viernes, 1 de septiembre de 2017

La distracción de Dios

Por Emil Michel Cioran

       La creación del mundo no tiene otra explicación que el temor de Dios a la soledad. En otros términos, nuestro rol, el de las criaturas, no es otro que distraer al Creador. Pobres bufones del absoluto...

jueves, 3 de agosto de 2017

El Museo de Macedonio

Por Marcelo Damiani

       Este mes de septiembre se cumplen 50 años de la publicación de la novela argentina más original que se haya escrito. Me estoy refiriendo, por supuesto, a Museo de la Novela de la Eterna de Macedonio Fernández. Única, por momentos hermética, sin duda genial, tal vez no esté de más recordar que también es una obra póstuma. Fue editada 12 años después de la desaparición de su autor, un poco gracias a la fama internacional de Borges, pero en gran medida por el cuidadoso trabajo secreto del hijo de Macedonio: Adolfo de Obieta (1912-2002). Verdadero albacea-factótum del ordenamiento definitivo de los papeles dispersos de su padre. Si no hubiera sido por él, seguramente la literatura argentina hoy sería mucho más pobre.

       La nota completa acá. 

martes, 1 de agosto de 2017

La poésie


       La poésie est le journal intime d'un animal marin qui est sur terre et qui veut voler. 

Guy Goffette

lunes, 3 de julio de 2017

Vivre est un plagiat

Par Claire Mazaleyrat

     Sept chapitres qui constituent autant de nouvelles s’enchevêtrent (se mezclan, se interrelacionan, se entrelazan) dans un roman vertigineux, qui joue sur la dualité et la duplicité, la fidélité et la trahison, la réalité et la fiction, l’ombre des personnages et de leur créateur, le vol et la perte d’identité. Les personnages de chaque chapitre reviennent dans les autres sous un autre point de vue, se croisent et échangent parfois des répliques qui prennent un tout autre sens dans le chapitre suivant, alors que les intrigues s’enchevêtrent (se mezclan, se interrelacionan, se entrelazan) autour de mystères métaphysiques et policiers. Des joueurs d’échecs pour lesquels la vie et un vaste plateau de jeu, un écrivain persuadé de n’avoir pas écrit son dernier roman, un journaliste qui publie un roman sous un faux nom pour dénoncer la corruption de ses collègues, et doit faire la critique de son propre livre complètement subverti par un éditeur fourbe, des déguisements médiévaux, un homme qui part en mission en Nouvelle-Zélande et se suicide dans un avion en flammes, une jeune femme sublime et désespérée à la recherche de son père, une traductrice infidèle à son mari et à son amant, sont autant de ces personnages qui tournoient dans ce récit fondé sur des jeux de miroirs.

       Le texte complet ici.

sábado, 1 de julio de 2017

Vieja entrevista radial

 
       Muchas gracias a Leonardo Daniel Liberman del programa "Siempre Argentina: Conexión Español" de radio difusión argentina para el exterior (RAE) por esta amena charla acerca de Algunos apuntes sobre mi madre.


       La entrevista completa se puede escuchar por acá.

jueves, 1 de junio de 2017

Farabeuf



       La fotografía es una forma estática de la inmortalidad.

Salvador Elizondo

miércoles, 3 de mayo de 2017

La vida secreta de los libros

Por Marcelo Damiani 

A la noche, cuando se quedan solos, cansados de dormir pegados unos a otros, los libros se despiertan. Después de desperezarse un poco, lentamente, bajan de la biblioteca hasta el piso. Recorren la habitación para estirar las tapas, y se trepan a las sillas y los sillones para charlar con sus colegas y amigos. Les encanta repetir las mismas historias una y otra vez, como si siempre les encontraran nuevos sentidos.
       Pero hay otros libros, más osados, que todo el tiempo andan en busca de emociones fuertes. A ellos les gusta recorrer los pasillos oscuros o incluso lanzarse a la aventura callejera. Irse de tapas, lo llaman. Saben que pueden terminar atropellados, secuestrados, marcados dolorosamente por lápices o lapiceras o quemados por líquidos calientes para luego ser desmembrados y terminar en algún callejón o en un basural. Pero nada de eso les importa. Son rebeldes sin causa. 
       La mayoría de los libros, sin embargo, están muy contentos con su tranquila vida diurna, un poco sedentaria quizá, aunque llena de ricas experiencias interiores, esperando el día en que la mano suave de un lector amable los elija, los saque del estante, acariciándolos como a una mascota, los abra suavemente e ilumine sus páginas de una hojeada. Verse a sí mismos reflejados en los ojos del lector es su experiencia más importante. Es cierto que a veces, si son elegidos, tienen que soportar molestos señaladores de papel o de metal que les dan alergia o picazón durante un rato. No obstante, no es raro que ambos, el libro y su señalador, formen una linda pareja y hasta puedan disfrutar de una larga vida juntos, como un buen matrimonio. También pueden ser tocados por un alma romántica. En estos casos, como recuerdo de su travesía por el mundo, el libro suele quedar marcado por la hoja de un árbol o el pétalo de una flor. 
       El deseo de todo libro, en el fondo, es una prolongada estancia en la mesita de luz nocturna, acompañada de diarios paseos por la ciudad, en bolsos o mochilas o carteras que se abran en medio de trenes, colectivos y, sobre todo, parques soleados. El premio mayor es que su dueño lo lleve de vacaciones a la playa. Allí sí que la pasan de maravillas. No les importa la arena, ni el sol, ni el viento, ni el calor. Incluso recibir gotas de agua de mar que los arrugue un poco les parece genial. Saben que así tendrán pequeñas cicatrices que podrán mostrar orgullosos algún día. Será la prueba que demuestre que su vida ha estado llena de experiencias y aventuras mundanas. 
       Porque tarde o temprano, lamentablemente, los libros también envejecen. Es ahí cuando necesitan ser tratados con todo el cariño que sólo pueden darles un buen pegamento o una buena cinta adhesiva. Por lo general son los bibliotecarios o los niños, últimos amantes de los libros, los que suelen curarlos con cuidado, y así resguardarlos de una vejez indigna. No es raro que los acuesten en camas especiales llamadas atriles, para que desde ahí tengan una buena visión del mundo, de este mundo que ellos, casi sin quererlo, han tratado de mejorar un poco, apenas provistos de su gran sabiduría y su infinita paciencia con los pobres seres humanos.

lunes, 1 de mayo de 2017

Sospecha macedoniana


       “Este mundo parece la creación de un dios perturbado.”

Macedonio Fernández

sábado, 1 de abril de 2017

Tres tristes tigres cumple 50 años

       "El número tres, el adjetivo triste y el nombre común tigre se reunen nada más que en función de dificultar la pronunciación...

Me gustaba, además, la justicia sin duda poética del didactismo un día metódico del trabalenguas, que terminó en puro juego sin sentido, y por otra parte, la inevitable connotación metafísica entre esa fiera entre todas las fieras, ese animal que es, como la liana, epítome de lo salvaje y de lo exótico, habitantes de otros trópicos, y el sentimiento de malestar difuso que se llama tristeza, el más 'literario' de los males metafísicos y el más 'humano' de los estados de ánimo animales, expresado con una palabra típicamente latina. Además de que toda mi vida me ha perturbado la temible asimetría del tres que brilla oscuramente en el bosque de la mente."

Guillermo Cabrera Infante

viernes, 3 de marzo de 2017

El sentido de la vida

Por Marcelo Damiani

       Escribí este cuento (pero quizá más importante, también lo corregí) en marzo de 1993. En esa época aún no sabía que tendría varias versiones, ni que iba a ser publicado varias veces y en varios idiomas, ni que le daría nombre a mi segunda novela. Ahora va a cumplir la misma edad que yo tenía en aquel momento: 24 años. Miles de cosas han cambiado desde entonces. Yo soy otro (¿cómo no serlo?), mi vida es otra (aunque no tanto), el mundo es otro (¿acaso podría no serlo?). Sin embargo, cuando lo releo y a veces, incluso, todavía me hace reír, sigo pensando que el texto tiene toda la razón. 

       El cuento completo acá.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Gambito de Rey

Por Rodolfo Hinostroza 

Y continué P4AR
“Jugada peligrosa”, dijo el Maestro,“de la escuela
romántica. Andersen
sale así en la Inmortal. Cuide Ud. 4T y tal vez haga tablas.”
Y salieron mis escuadras imprecisas
transparente mediosueño bajo el canto del pájaro
campana
y el árbol que todo lo sabe desplegando sentencias en
románicas. PxP
aceptó el Negro. Y yo C3AR.
Y por entonces la Realidad era
una impetuosa fantasmagoría/ cierto impulso
en la materia del ánima humana la conduce a negar el
pasado. “¡Eh!”, insistí otra vez. “¿Cómo voy a seguir?
Qué decir de la Historia si es licencia poética
decir que se repite, que el incesante error
de los vencidos se repite, que el Poder del Imperio se
repite.”
Algo hay, yo te diré
que te conduce a afirmar el pasado y a repetir un acto
equivocado
para sentir que existes/ porque eres desdichado por
ejemplo/
y es inútil el acto, pero no obstante obligado
de repetir, pudiera ser que en el siguiente ciclo
se abran las puertas de la justicia
o de la paz.
Ah. ¡Esa repetición spengleriana! / Espanto lúdico
perdido en sus orígenes.
Gigantesca esfera de leyes implacables
Nunca nadie jugó dos partidas iguales: así creer
en la repetición histórica es pura necedad. Mira bien:
ahora el Negro
llevará el Alfil a 2D, y ésa es
Defensa Cunningham, de largas consecuencias.
Supuse que volviendo
agradaría a todos si es que hablaba de amor y alegría,
aunque malditas las ganas que me quedaban, pero aquí
huyen del melancólico como del apestado en el S.XIV
y todo se ha perdido, aunque haya bautizado este regreso
con un sonoro nombre griego: Nostos.
Extraño
en
Ecbatana, como dice
Mc Leish. Adiós, culeados sueños, adiós tu pulso, tallador
de brillantes
el regreso no significa nada, la miserable comunión de
los cielos
con cualquier otra cosa jamás se ha producido, y hay algo
que acelera la fuerza de las cosas: una quieta barbarie de
los tuyos
oculta entre palabras y unos gestos ambiguos. Nostos:
destierro del amor. Adiós gran árbol que ibas a florecer
y te quemaste;
adiós frutas enanas, parábola de Anteo, etc. que las gentes
echan
tierra a tus ojos, y esa es toda la tierra que te han
dado.
Cuídate del ridículo
Cuídate del epíteto
Cuídate de la verdad en boca de los niños.
“Audacia, más audacia, siempre audacia”, recordé
haciendo A4AD. El Maestro insistió: “4T está
desamparada”.
Y se siguieron una serie de golpes:
su A5T jaque(+) mi CxA y el suyo DxC y nuevamente
jaque.
Así llegó la hora de velar al gran amor. Los manjares
del banquete nupcial sirvieron para el banquete
de difuntos.
Hamlet, act I, viceversa,
y grité: “¿Eh? ¿Quién ha muerto? ¡En esta casa no se
muere nadie! ¡Es la casa del amor, del olvido, de la
reconciliación!".
Eso dije y los pájaros picotearon mis riñones
y creo que el pórtico de una casa en mi espíritu se
derrumbó
crujiendo como el hueso de un ave.
El Maestro salmodiaba en un tablero lejano: “Hablemos de dialéctica
viviente, o alquimia del espíritu, como se llamaba
hace 8 siglos: una fuerza
que se opone a otra fuerza actúa sobre la contradicción del enemigo. Enroque Ud.
consolídese/ conózcase a sí mismo/ no juegue ningún rol
sea Ud. todas las piezas del tablero/ sienta la amputación
de un miembro
cuando cae un peón. Un Yo compacto, un Yo
visible, si no revierte sobre la propia Historia
es un poder desperdiciado, una pura metáfora hedonista.
Observe Ud. la armonía
de la Defensa India del Rey”.
Pero quieren decirme ¿de qué juego me hablan?
Los últimos cisnes cantaron con horribles aullidos de
castrati. Una mano indecisa sacrificó el P en 3C, y PxP, la
rápida respuesta D2R, y el Negro
siguió P7C. Jaque descubierto.
Y todo fue arriesgado
y todo fue perdido.
Así ellos los audaces sobre un punto de una esfera bruñida
quisieron encender lo que se dice el fuego incorruptible.
Pero no hubo movimientos alados, ni ayuda, ni piedad. ¡Oh
descomedidos campesinos! ¡Ah, las brutales manadas de
los satisfechos
que imaginan tomar parte en el banquete! Mala peste al
país
que abandona a sus héroes, que caen como una estampa
bíblica
con la sal en el rostro. Y un hombre
se apoya contra un árbol, disponiéndose a acabar su vida;
con dignidad:
escucha: K.550 entre el murmullo de las ametralladoras
el minuet se enfrenta al infinito
sabiendo de antemano que será derrotado
y así fue el canto
de la revolución, amor, amor.
Así pues
devoraron bellotas
haciendo lo que se llama el recuento de muertos.
Y siguió mi fatal R1D y el PxT coronando
abrió la persecución implacable
crucé
mi D en 1A.
“¿Sabes lo que jugamos?” preguntó el Negro.
“¿Qué?” dije estúpidamente. “Tu fe. Y tu futuro.”
Utopía se cae, se cae.
Los sueños ruedan a las alcantarillas ángeles incoloros vagan
sin ruta y sin objeto entre las agujas de los templos
ruedas ardientes giran con los descabezados
¡Mi escuadra!
¡Mi orgullosa escuadra!
¡Mi querido Yo Mismo! Entre la música de los escupitajos y los murmullos de
los paterfamiliae.
D5C (+). Una fangosa eternidad de espera; luego
el lento movimiento al A2R. Y DTxD.
“¡Mate!”, aulló el Negro
derribando las sillas escarlata. / Act. V. Telón/
La implacable esfera
las leyes implacables. 64 escaques
y el universo se comba sobre sí mismo. No hay afuera,
no hay
escape hacia otra dimensión donde todo esto sea
la historia del reptil, la historia del anfibio, la pura
prehistoria.
“Pero vuelva a jugar”, dijo el Maestro, “una partida
es sólo una partida. La especie humana
persiste en el error, hasta que sale
una incesante aurora
fuera del círculo mágico”.
Entonces a la partida siguiente jugué en 3) A5C.
“¿Ruy López?”, observó el Maestro:
“Usted aprende”.

viernes, 3 de febrero de 2017

Como un samurai


Muchas gracias a Francesca Regni por traducir al italiano la entrevista que le hice a Roberto Bolaño allá lejos y hace tiempo. Y claro, también a la gente del Crapula Club por publicarla.

La pueden encontrar acá.

La versión original está aquí.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Cuando los nazis vinieron por los comunistas

Por Martin Niemöller

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

El texto original en alemán acá.

martes, 3 de enero de 2017

Feliz cumpleaños, "Casa tomada"

Por Marcelo Damiani

       "Casa tomada", sin duda el cuento más célebre de Cortázar, acaba de cumplir 70 años. Muy bien llevados, por cierto, ya que parece escrito ayer, esa rara virtud de los clásicos. Tal vez no esté de más recordar que vio la luz en diciembre de 1946, en una oscura y casi olvidada revista literaria, "Los anales de Buenos Aires", que por cierto tenía un editor de lujo: Borges.

       El texto completo acá.